Una de las cosas que primero se ven por la Promenade des Anglais es el Hotel Negresco, fundado en 1913, uno de los mejores hoteles en Niza.
Un edificio rosa, negro y blanco declarado monumento histórico y que es
el símbolo de la “buena vida” de la costa Azul. Fue construido por
Edward Niermans y en el se han alojado un buen numero de estrellas y
personajes famosos (Hemingway, Picasso, Dietrich, Montserrat
Caballe, el suscrito, etc).
Y justo al lado pues tenemos la Place Massena, en
dirección al puerto, donde nos encontramos primero con los jardines de
Albert 1º, preludio de la entrada a la plaza, que es el corazón de la
parte moderna y de tiendas de la ciudad. La plaza mantiene un estilo
neoclásico, con edificios sobre arcos y fachadas de color rojo, en el
centro, vereis una fuente de figuras de bronce que representa el sistema
solar, y desde aquí podéis empezar a soltar vuestra cartera para
recorrer las calles repletas de todo tipo de tiendas que se extienden a
su alrededor
Desde 1957, el hotel ha sido propiedad de Jeanne Augier, quien ha puesto toda su energía en la creación de un museo-hotel, un verdadero escaparate del arte francés.
Fue creado en 1912 por el rumano, Henri Negresco. Nacido en Bucarest en 1868 y que dejó su país a la edad de quince años para trabajar en Europa, primero en París y en Mónaco y después en Niza, donde se convirtió en el director del Casino Municipal, codeándose, así, con los reyes de las finanzas y negocios estadounidenses de la época.
Siempre se discutirá dónde empieza y dónde termina verdaderamente la Riviera francesa. Pero nadie discute el papel central en esta región privilegiada de una institución, insustituible en el universo de los grandes hoteles, que lleva el nombre de un joven y valiente soñador rumano.
Poco mas allá del Hotel Negresco esta el Palais
Massena, que alberga un museo con el mismo nombre con cuadros de los
pintores Brea y Durandi y salas dedicadas a la cultura e historias
locales: recuerdos de Napoleon, Massena y Garibaldi (que nació en Niza y
a la cual intento incluir en territorio italiano).
Desde 1957, el hotel ha sido propiedad de Jeanne Augier, quien ha puesto toda su energía en la creación de un museo-hotel, un verdadero escaparate del arte francés.
Fue creado en 1912 por el rumano, Henri Negresco. Nacido en Bucarest en 1868 y que dejó su país a la edad de quince años para trabajar en Europa, primero en París y en Mónaco y después en Niza, donde se convirtió en el director del Casino Municipal, codeándose, así, con los reyes de las finanzas y negocios estadounidenses de la época.
Siempre se discutirá dónde empieza y dónde termina verdaderamente la Riviera francesa. Pero nadie discute el papel central en esta región privilegiada de una institución, insustituible en el universo de los grandes hoteles, que lleva el nombre de un joven y valiente soñador rumano.
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